La agonía o situación de últimos días es el estado natural que precede a la muerte. Se produce un deterioro muy importante del estado general, que se manifiesta en una gran debilidad muscular, encamamiento, pérdida de la capacidad para comer, somnolencia profunda, y en ocasiones, agitación.
La persona enferma tiene la sensación de empeoramiento y conoce su situación, aunque no lo exprese, muchas veces envía mensajes más o menos explícitos de despedida. Hay que tratarla con el mismo respeto de siempre, hablar con serenidad, con frases cortas y sencillas, que se sienta escuchada y querida, sin negar la gravedad de la situación.
La duración del proceso es variable, de horas o días. En este momento la atención va a estar dirigida fundamentalmente a mantener el máximo confort físico, emocional y espiritual. Daremos cuidados esenciales, respondiendo a sus deseos, tranquilizando sus temores, administrando sólo los fármacos que sean imprescindibles y utilizando para ello si es preciso una vía subcutánea (una aguja muy fina que se deja colocada en la piel con una técnica muy sencilla). El equipo sanitario puede enseñar a la persona cuidadora a administrar esa medicación si así lo desea.
Por otra parte, es aconsejable que los familiares expresen libremente cualquier sentimiento, preocupación, temor o duda y planteen si se desea la visita de religiosos. No siempre el equipo sanitario estará presente en el momento del fallecimiento, por lo que procurarán facilitarle consejos prácticos sobre cómo reconocerlo, cómo contactar con la funeraria, traslados y otros trámites que deben seguirse en ese momento.
SEDACIÓN EN ATENCIÓN PALIATIVA:
Consiste en administrar fármacos que disminuyen el nivel de consciencia de un enfermo en estado terminal tanto como sea preciso para aliviar adecuadamente el sufrimiento físico o psíquico que no ha podido controlarse de ninguna otra manera.
La sedación paliativa es un procedimiento médico bien definido, aceptado ética y jurídicamente y que puede ser necesario en situaciones de enfermedad terminal.
En los casos en que la persona enferma se encuentre incapacitada para expresarse o decidir, el equipo sanitario consultará en primer lugar si ha dejado escrito el documento de voluntades previas (testamento vital). En ausencia de voluntades previas, el equipo sanitario debe valorar sus deseos con la familia o personas allegadas.
Si tampoco se conoce este aspecto o si la persona enferma ha manifestado expresamente su voluntad de no querer recibir información se tendrá en cuenta su mejor interés, determinado por la indicación terapéutica y con el consentimiento expreso de su familia o personas allegadas.
Cada caso debe valorarse individualmente y suele necesitar de varias conversaciones entre el equipo sanitario, paciente y familia o personas allegadas. Se trata de tomar decisiones compartidas, de forma consensuada.
No dude en preguntar al equipo sanitario Está preparado para escucharle, apoyarle y aclarar sus dudas.
Toda esta información se puede encontrar en la guía que hemos elaborado sobre cuidados al final de la vida, que puede descargar pichando este enlace.